Damos y modas

El otro día me pasee entre las calles de la ciudad. Calles de muros grises y fríos, de piedra y colores obsoletos. 


Me llevé mi cámara, quería capturar diferencia, tampoco pretendía sacar fotografías dignas de algún reconocimiento. Simplemente, quería probar y comprobar mi poca experiencia. 


En una calle cercana a la plaza mayor, yo vestía pantalones rotos, una sudadera e indiferencia a los paseantes de aquel lugar. Decidí sentarme en un banco, y observar. 


Observé palomas que arriesgaban sus plumas con agilidad en serpentinas piruetas voladoras. Había niños, me habría gustado capturar uno de los que corrían tras una pelota que vino a parar justo a mis pies, pero sentí más satisfacción al devolvérsela y admirar su sonrisa gratificante.


Y reaccioné. Sonreír. Vamos perdiendo tan bonita costumbre con la edad, es gratuito, y debería ser una moda permanente, apacible a cualquier influencia. 


De camino a casa, me senté sobre el cesped de aquél jardín. Era humedad, el sol huía y ya no cubría el suelo, pero disfrutaba sola y anhelaba una compañía pasada y cálida que sonriera con la mirada. 

Gélido y calculador

      Si todo fuera un sueño.. despertar en mitad de una noche, y darse cuenta de que cada anhelo, cada suspiro, cada susurro no existen, de que mi todo resulta ser nada... ¿te imaginas? Tú y yo seriamos producto de la infinita imaginación, que me confunde, que me llena de felicidad, que me roba la vida, me vacía en un despertar helado, de un sueño cálido... Si todo fuera yo sin ti, si todo fuera reprimir lágrimas de un amor que nunca fue, aquel que llenó cada rincón vacío de este alma vagabunda y triste, aquella alma perdida entre el deslizar de tus dedos y la melodía de una voz que no existe.


      Aquellas huellas sobre la arena fina húmeda, que borran las olas con cada intento por alcanzar tierra, sería como si nunca hubieran existido, ni aquellas hojas desde tu ventana que delataban al otoño cayendo en la acera mientras me acurrucaba entre tus brazos, temor a lo ínfimo, deseo de eternidad, paz y armonía.

Quasi-cuento

Cuentan que Mar, desde hacía tiempo, se perdía surcando tierras desconocidas, hasta que encontró aquel estrecho, en el que se enamoró de Océano... Aquí nació una verdadera historia de amor, que desató diferencias y pasión. Mar y Océano se amaban, pero no se entendían, de allí surgieron corrientes llenas de rabia, que les impedían mezclarse para ser uno solo. 

Mientras, el cielo infinito observaba aquel amor con impotencia, le pidió a Tierra ayuda para solucionar aquel amor entre Mar y Océano. Tierra, seca como la que más, propuso crear un lugar en el que Mar y Océano descansarán tranquilos, una playa de arena blanca y pura, fina y frágil, cálida como la pasión, que este amor desataba... allí decidió que descansarían mediante unas tímidas olas, reuniéndose en una bonita playa de tarifa. El cielo decidió añadir una mezcla de armonía y paz con un azul puro.

Mar y Océano siguen separados, los fuertes vientos de Tarifa son sus suspiros, suspiros de impotencia, amor y desesperación...

ESTAFADORES

No existe otra palabra para designarlos, es un complot.


Malditas compañías de teléfono, son un monopolio, todas actúan de la misma manera, van de santo en la tierra para que seas su cliente con las mejores tarifas, "las que nunca varían" y te meten el IVA hasta en la sopa. Rabia contenida, porque, a quién pretendo engañarle... ¿a quién me quejo para que me solucionen el problema? 
Aquellos teleoperadores que no hacen más que hacerte perder el tiempo escuchando palabrería barata, que dicen que esperes a que te cobren para ver si realmente se ha cometido un fallo... ESTAFADORES. Y que, si un caso, si el fallo realmente existiera, ya lo hiciera saber (o no) y ellos ya "harían lo posible para solucionar el problema".

Estuve una temporada pensando en dejar de usar el móvil, no acarrea más que gastos y disgustos. La impotencia de estar en una llamada dependiendo de un miserable botón que se pueda apretar en cualquier momento, y con la amenaza fatal de que ocurra un error por parte del personal y se pierda la llamada, cuando ya estás en el último departamento posible de sus cientos de departamentos, cuando ya hablas con la persona encargada de abrirte un expediente, que hará posible o no que puedas recuperar tu dinero... Y miras el teléfono, y no sabes si reír o llorar, si dejarlo encima de algún mueble cercano o explotar de rabia y partirlo contra el suelo, ¿cúanta gente habrá llegado a este punto?, porque me parece comprensible, si pierdes horas de tu vida hablando con miserables que solo pretenden hacerte perder el tiempo.


Ese trato hipócrita y mezquino que empieza con un tono agradable y termina por sacarte de quicio, estás pendiente a todo lo que digan, apuntas, pero ¿de qué sirve?, cuando les venga en gana, buscarán la forma de que algún término del contrato anule a otro, o simplemente que te canses y te des por vencido.


Me imagino que son cobardes, escondiéndose tras unas llamadas, incapaces de crear oficinas "in situ" para ser capaces de solucionar el problema, incapaces de DAR LA CARA... 


Malos días los de hoy, no le deseo a nadie que le cobren por datos de Internet en un móvil cuando encima no estás en ningún tipo de tarifa plana. 

Fugaz

Autor de todos mis suspiros, anulas mis miedos, eres esa luz cálida que apaga toda duda. 

Siempre sonriente, me robas suspiros y me llevas al abismo. 

Seré parte de tu territorio, te doy permiso para recorrer mi mente, y grabaré cada mirada en mi alma.

Mientras, reto al amor con distancia, y tu finges, escondes aquella llave que abre las puertas al paraíso, me pides palabras, te regalo perder la noción del tiempo, olvidar las agujas del reloj y concentrarme en tu invitación a besarte, a perderme y encontrarme en tus labios.

Bohemia enamorada de la brisa, de la prisa y de tus ojos.

Besos que se reínventan en tu boca, que se pierden entre los míos. Envidia del aire que respiras.. arrebatos frenados, espontaneidad sigilosa y locura en un momento componen nuestro secreto. 

Me ofreces eternidad en un gesto que queda tatuado en mi mente, en palabras carentes de futuro, llenas de presente, de colores en un camino inacabado e infinito.

Como a un lugar seguro, me invitas a descubrir caricias inimaginables, y sensaciones reinventadas en cada susurro. Y pretendes que una puesta de sol pueda compararse con su belleza, y haces que alze el vuelo hacia un mar que surca en busca de aquella llave que escondes, aquella que abre las puertas al paraiso, lugar perdido entre tus dedos y mi piel... y yo intentando arrancarte la ropa por recorrerte como si el tiempo se fuera a acabar...

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